METRO CUADRADO:

Lo fantástico procede de lo cotidiano. El mundo de lo normal convive con una extrañeza inexplicable, sin diferenciar la realidad de lo fantástico.

La realidad entra por las ventanas en forma de reflejo sobre las paredes; la luz se hace sólida y variable en su percepción, lo que potencia la idea de que algo mágico está sucediendo.

Los jardines salvajes se muestran sutilmente desde el exterior hacia el interior, buscando una conexión entre realidad y fantasía.

Fuentes espontáneas, ríos de oro que fluyen, que no sabemos de donde provienen, y no sabemos a donde llegan. El oro líquido que fluye, construye formas simples, orgánicas, que materializan historias y personajes que forman un mundo mitológico personal.  
Hilos de fluido dorado que van sorteando obstáculos, creando charcos, contrastando con el lugar arquitectónico aparentemente abandonado y frío.

Cada pieza provoca una lucha de brillos, tanto por el soporte vinílico donde están impresas las fotografías, como por los dibujos con pintura dorada, como por la masa de pintura que se vuelve tridimensional.

Con estos materiales, se evidencia a esos seres de extraordinaria estima que se corresponden con mis propios mitos cotidianos, personas, animales o situaciones que admiro y que provocan que me transporte fuera de la realidad.

La luz y el espectador tienen gran importancia en esta obra, ya que su constante movimiento e interacción provocan cambios en la percepción de las piezas, creando así un espacio escultórico único para cada persona.

Lola Nieto.