Un mirador como elemento arquitectónico, es muy inspirador… ya que supone un lugar desde donde mirar la vida y el entorno desde la intimidad de tu zona de confort.

Pero sin embargo, como persona observada, nunca sabes quien te acecha, y puedes sentir esa inquietud invisible que va mas allá de  una mirada curiosa, que desplegando sus ojos disimulados, controla y busca un gesto delator.

Quizás te acecha interesadamente, atenta a que cometas un error para después señalarte y ya no puedas escapar.

Y un dato inquietante: no sabes si es una persona…